Recientemente se ha descubierto lo que parece una bofetada a décadas de ciencia médica dedicada al combate del cáncer, específicamente los efectos de los tratamientos de quimioterapia, el método más utilizado y presuntamente efectivo contra esta enfermedad degenerativa que ocasiona tantas muertes a nivel mundial.
Este descubrimiento se realizó de manera totalmente fortuita mientras los investigadores indagaban las causas de la resistencia que presentan las células cancerígenas que aún no permiten la cura total de la enfermedad.
Los estudios indican que, paradójicamente, la quimioterapia es causante del desarrollo de células tumorales y, además, causa daño a las células sanas. La quimioterapia opera estimulando la producción de WNT16B, una proteína responsable del crecimiento de las células tumorales que, a su vez, también contagian a las células sanas contiguas.
Aunque los estudios no son del todo concluyentes, los resultados de esta investigación, de ser corroborados, obligarán a la ciencia médica a replantear diametralmente los actuales tratamientos convencionales contra esta maligna enfermedad y buscar métodos alternativos que ofrezcan a los pacientes la garantía de detener el desarrollo del cáncer sin causar mayores daños colaterales en el organismo y, en el mejor de los casos, hallar una cura definitiva para este asesino silencioso.